Una Carta Que Acabo De Enviarme A Mí Misma Desde El 2149

image
Querida Yo Joven con un Alma Vieja…
Ni siquiera sé por dónde empezar…Cien años entre nosotras y todavía siento como si hubiese sido ayer.
Por favor, no te asustes, no estás loca. No estás imaginando esto. A menos de que ambas seamos producto de la imaginación de alguien más, o una especie de retrospectiva desde un futuro distante, en cuyo caso, ¿qué tendríamos que perder?
Te escribo desde una cápsula del tiempo suspendida en el espacio, que acabo de improvisar en una oficina con una visión: tratar de engañar a la realidad con mi último invento. Tú no puedes verme, pero yo sí puedo ver que estás leyendo esto, veo tu cara proyectada en mi ventana. Estás exactamente como te recuerdo.
Hay tantas cosas que me gustaría decirte, advertirte y enseñarte…
Nuestras estrictas e implícitas leyes universales nos prohíben hacer contacto con nuestros seres anteriores. Pero ya me conoces, siempre rompiendo las reglas. Después de años de estar investigando en secreto la dinámica del espacio, la velocidad del pensamiento (que, contrariamente a lo que solíamos creer, es mucho más rápida que la velocidad del sonido), y la expansión inversa del universo, finalmente descubrí la única cosa que no está contenida en el todo. La excepción a la regla. Un túnel en el tiempo. Un camino de regreso a ti.
Necesito tu ayuda…
Dicen que no debemos interferir en el orden natural de las cosas, incluso si éstas inevitablemente nos llevan hacia nuestra futura destrucción. Pero yo no creo en el destino, yo creo en la creación consciente. Como cuando comenzaste a enseñarme por allá del 2014, que el otro, pero igualmente natural lado de la decadencia, es la capacidad de protestar, de rebelarnos y resucitar de nuestras propias ruinas hacia una realidad más respirable.
En caso de que haya alguna duda, ¿qué otra cosa hace un homo sapiens creativo que no sea demoler y reconstruir?
Nos movemos entre estas dos fuerzas inevitables: nos bailamos a nosotros mismos hacia la destrucción, después trazamos un escape con nuestro último aliento, y finalmente (e infinitamente), nos levantamos de nuestras propias cenizas a través de un salto creativo de fe hacia un nuevo paradigma capaz de contener más plenamente nuestra naturaleza expansiva.
Pero de lo que no estábamos seguras en ese entonces, y ahora te lo puedo confirmar, es que nuestras redes se activan gracias a nuestros saltos. No hay nada allá afuera, en realidad, todo lo hacemos dentro.
Así que, querida joven y desconcertada, inquieta y llena de esperanza, poco evolucionada pero curiosa yo, escúchame. Odio apresurarte con respecto a estos asuntos existenciales de vida-o-muerte, pero quizás esta sea la única oportunidad que tenga de comunicarme contigo en este siglo. La Inquisición Cósmica ya debió haber interceptado esta transmisión y sus naves espaciales propulsadas con sangre llegarán en cualquier momento.
Pero primero, convoca lo épico y presiona el botón de reproducir:

En caso de que esta historia que llamamos Tierra, esta maravilla que llamamos Cuerpo, este día que llamamos Amor y este universo que llamamos Mente alcance su abrupto final, quiero que sepas cinco cosas, muy difíciles, verdaderas. Sé cuánto amas las listas.
Tengo la sensación de que si llegas a entender estas leyes universales intrínsecas como lo hago yo ahora, serás capaz de propulsar mi propia expansión en este futuro que aún no puedes ver, pero que te puedo asegurar que existe y que es mucho mejor de lo que imaginas.
A cambio me ayudarás a resolver los puntos muertos de mi tiempo, y a tomar otro salto de creatividad. Quizás tú seas el último aliento que necesito para trazar mi siguiente escape. Cada pequeño aspecto es de gran ayuda.
1. La realidad no existe.
Tú eres la puerta de entrada de la realidad. Nada es. Tú eres. Y a través de ti, tú experimentas el resto. La percepción lo es todo. Tú eres el narrador y la historia. Reconoces a ambas: tu pequeña historia y la gran novela, de la cual tu vida es sólo un capítulo. Toda vida es co-creación.
No pierdas tu tiempo protestando contra una existencia superficial, un sistema que no funciona, finales de mierda, gente vacía. No trates de luchar o huir. En su lugar, concéntrate en crear una alternativa que te saque de los pensamientos que te aprisionan. Ve más allá de tus limitaciones percibidas y comienza a operar a partir de la libertad que había antes de la prisión. Entrena a tu cuerpo para seguir este mismo camino.
2. El tiempo no existe. Tú eres el tiempo, la sangre y la agonía.
Me da gusto que no uses reloj. Aunque el problema es el reloj que llevamos en nuestra cabeza. Nacimos como esclavos del tiempo. Tienes que liberarte, y la única forma de hacerlo es simplemente cambiando la forma en la que ves al tiempo.
Eres una pieza de tiempo en constante transformación. Tú no existes en el tiempo. El tiempo existe en ti.
La misma parte de ti que sirve como Directora General de tu propia vida - diseñando, planeando, organizando tus pensamientos y percepciones, también es quien dirige tu tiempo. Por lo tanto no puedes decir: “No tengo el tiempo suficiente.” Porque tiempo es todo lo que tienes y todo lo que eres. Integra esta verdad a través de practicara a diario. Te ahorrará muchos dolores de cabeza, estrés, enfermedades y dolor.
3. No existe ningún lugar que pueda contenerte.
¿Ya ves cómo pierdes tus llaves todo el tiempo? 100 años después, yo sigo haciendo lo mismo con los microchips de mi nave espacial, gracias… Después de maldecir todo lo que hay a nuestro alrededor, uno termina encontrando las cosas en un lugar en el que ya había buscado antes, pero no lo vio. Sin embargo, ahí estaba. Jamás se movió. No lo viste antes porque no estabas pensando en ello.
Nuestra percepción determina lo que vemos y lo que permanece oculto. Y lo que vemos determina cómo nos relacionamos con la imagen que tenemos del mundo y nosotros mismos, y lo que hemos de seguir creando.
Hay realidades alternativas, paralelas, alrededor y dentro de ti que aún no eres capaz de visualizar porque has sido condicionada a creer que sólo lo que ves es real. Pero aquí te digo lo contrario: tienes que creer para poder ver. La creencia, el pensamiento, la idea, viene primero. Y lo que realmente ves - el espacio a tu alrededor y todo lo que contiene - finalmente confirmará esa creencia.
Lo que es real en ti, es mucho más grande que tus confines y mucho más grande que el espacio imaginario a tu alrededor. Es como un botón de encendido y apagado que declara: ¡Que la luz sea aquí!
4. La gente no existe. Al menos no en la forma en que tu imaginación ha sido entrenada para creer.
Una persona no es una unidad, es un proceso. Al igual que tú, todo el mundo es una configuración única de tiempo y energía, ocurriendo en forma simultánea. Somos eventos y manifestaciones visibles del cosmos interactuando entre sí. Somos expresiones del universo, sueños hechos realidad.
Nuestro sentido de familiaridad y reconocimiento de nosotros mismos y de los demás, es el universo viéndose a sí mismo a través del espejo de carne y diciendo: “¡ajá! te recuerdo, porque provienes de mí y tú eres yo”. Todo lo que tiene sentido, cada comprensión, reconocimiento o cognición es una re-cognición, un re-conocer algo que ya existe en y más allá de nosotros mismos.
Sólo podemos ver y aceptar aquello de lo que ya somos parte, o aquello que ya está en nosotros. Somos incapaces de re-conocer algo o alguien con quien no estemos ya familiarizados, a un nivel interno profundo, o que en parte no sea ya nosotros.
Afirmar o creer que estás separada de los demás (y esto incluye el resto de la naturaleza) o que eres de alguna manera diferente,  por encima o por debajo, es tan ridículo como un capítulo en una novela poniéndose por encima o separándose de los demás capítulos. Lo único que te hace singular es el punto de vista desde el cuál estás ocurriendo. Como experiencia humana, tú eres todos.
5. La muerte no existe.
No en la forma en que tu cultura la entiende. Hay cambio. Hay hojas cayendo, estaciones pasando, configuraciones físicas decayendo. Hay metamorfosis. Nada se pierde en la naturaleza. Nada se desperdicia. Todo en nosotros es procesado, reciclado, reutilizado, re-creado.
Tu piel se remplaza cada 4 semanas, tu hígado, cada 6 semanas; tu corazón, cada 6 meses. En el lapso aproximado de un año, se sustituyen todos y cada uno de los átomos de tu cuerpo. Átomos de miles de seres humanos, a través de toda la historia ahora están en ti, y han ido y venido a través de ti.
Es por eso que Yo soy Tú. O qué… ¿realmente crees que tu actual cuerpo y cansada mente podrían andar tal cual por ahí otros cien años?
Entonces, si no somos nuestros átomos o nuestras células, porque todo esto viene y va, entonces piénsalo, ¿quiénes somos?
Si empezamos a entender nuestros yoes percibidos como un proceso y como manifestaciones temporales de algo más grande, como historias contadas por un ser superior que no está sujeto a esos cambios - un observador de lo interno y lo externo que advierte todo y contiene el misterio de nosotros, entonces, ¿cómo es que podríamos llegar a un fin?
El observador en nosotros es eterno. Nuestros átomos serán reciclados hasta que hayamos agotado por completo nuestra actual forma de existencia. En este sentido, la muerte es una forma de liberación - libera tu eterna e indomable esencia de las consecuencias de tus limitaciones sociales, culturales, mentales y físicas, del condicionamiento y las imposiciones que te han dado forma desde que entraste en este mundo. La muerte le regala a esa verdad en ti la libertad de escapar completamente de la prisión de la mente y el deterioro del cuerpo.
Tú, en la forma en como te conoces a ti mismo, morirás. Pero te estoy escribiendo para que sepas que no hay ningún fin. Nuevas cosas nacerán a través de ti y desde ti y por ti, eternamente. Tú eres un capítulo del infinito…
En palabras de Simone de Beauvoir (cuyo cumpleaños número 106 es hoy, hablando de atemporalidad):
“Independientemente de las asombrosas dimensiones del mundo sobre nosotros, de la densidad de nuestra ignorancia, de los riesgos de las catástrofes que han de venir, y de nuestra debilidad individual dentro de la inmensa colectividad, el hecho es que somos absolutamente libres hoy mismo si optamos por decidir nuestra existencia y su finitud, una finitud abierta al infinito. 

Y, de hecho, cualquier hombre que haya conocido amores reales, revueltas reales, deseos reales y una voluntad real, sabe bien que no tiene necesidad de ningún tipo de garantía externa para estar seguro de sus metas; su certeza proviene de su propia determinación.”
- Simone De Beauvoir,
“The Ethics of Ambiguity”
¡Me tengo que ir! Ellos ya están aquí…
Por favor, sólo recuerda: Nada es en vano. Nada es simplemente nada.
Nosotros somos ese algo dentro del todo.
Te conozco.
Te veo.
Esto importa.
{P.S. NO TE LIMITES A SOBREVIVIR. PRACTICA ESTAR REALMENTE VIVO.}

No hay comentarios: