Los cuatro pasos hacia el amor
Para
alcanzarlo, hay cuatro pasos que debes recordar.
El
primero: estar aquí y ahora, porque el amor sólo es posible en el
"aquí-ahora". No puedes amar en el pasado. Muchas personas
viven simplemente de recuerdos, amaron en el pasado. Y hay otros que
aman en el futuro; eso tampoco se puede hacer. Estas son formas de
evitar al amor. El pasado y el futuro son las formas de evitar al
amor.
De modo
que amas en el pasado o amas en el futuro y el amor es sólo posible
en el presente porque sólo en este momento la vida y la muerte se
encuentran... en el oscuro intervalo que está dentro de ti. Ese
intervalo oscuro está siempre en el presente, siempre en el
presente, siempre en el presente. Nunca es pasado y nunca es futuro.
Si piensas demasiado—y pensar es siempre o del pasado, o del
futuro—tus energías se separarán de tus sentimientos. Sentir es
estar aquí-ahora. Si tus energías se mueven en función del pensar,
entonces no tendrás suficientes energías para adentrarte en los
sentimientos y el amor no será posible.
Así que
el primer paso es estar aquí-ahora. El futuro y el pasado traen
pensamientos y el pensar destruye el sentir. Y una persona
obsesionada con el pensar, poco a poco se olvida completamente de que
también tiene un corazón.
Un
hombre que piensa demasiado, avanza de tal manera que, poco a poco,
deja de expresar lo que siente. No prestándole atención al sentir,
empieza a alejarse de él. Hay millones de personas en este estado
sin saber qué significa el corazón. Creen que es sólo un
mecanismo. Se concentran exclusivamente en la mente. La mente es un
extremo, es necesaria, es un buen instrumento, pero debe usarse como
un esclavo. No debe ser el amo. Una vez que la mente se convierta en
el amo y dejes en segundo término al corazón, vivirás, morirás,
pero no sabrás qué es Dios, porque no sabrás qué es el amor.
Al
contactar con él por primera vez, ese intervalo oscuro parece ser
amor y cuando te pierdes en él, se convierte en Dios. Dios comienza
con el amor, o Dios es la última cúspide del amor.
El
segundo paso hacia el amor es: aprende a transformar tus venenos en
miel...
Mucha
gente ama, pero su amor está muy contaminado con venenos, con odio,
celos, furia, posesividad. Mil y un venenos asedian tu amor. El amor
es algo delicado. Detente a pensar en la ira, en el odio, en la
posesividad, en los celos. ¿Cómo puede el amor sobrevivir?
En
primer lugar las personas utilizan demasiado la cabeza y olvidan el
corazón. Son la mayoría. Una minoría, todavía vive un poco en el
corazón, pero esa minoría también está equivocada, su pequeña
luz de amor está rodeada por celos, odio, ira y mil y un venenos.
Así, todo el viaje se vuelve amargo. El amor es la escalera entre el
cielo y el infierno, pero la escalera siempre tiene dos caminos:
puedes subir o bajar. Si existen venenos, la escalera te llevará
hacia abajo. Entrarás en el infierno y no en el cielo. Y en vez de
alcanzar una melodía tu vida será un estruendo nauseabundo,
contradictorio, como el ruido del tráfico. Un ruido enloquecedor,
una multitud ruidosa, sin armonía. Permanecerás al borde de la
locura.
Por lo
tanto lo segundo a recordar es: aprende a transformar tus venenos en
miel.
¿Cómo
serán transformados? Hay un proceso simple. De hecho no es correcto
llamarlo transformación porque no tienes que hacer nada, sólo
necesitas paciencia. Te estoy revelando uno de los mayores secretos.
Inténtalo: cuando sientas rabia, no hagas nada, sólo siéntate en
silencio y observa. No estés ni a favor, ni en contra. No cooperes
con ella, no la reprimas. Sólo obsérvala, ten paciencia, mira lo
que sucede... déjala surgir.
Recuerda
una cosa: nunca hagas nada cuando el veneno se apodere de tu estado
de ánimo, simplemente espera. Cuando el veneno empiece a cambiar...
Esta es
una de las leyes básicas de la vida: todo cambia continuamente. Como
te había dicho, el hombre se vuelve mujer y la mujer se vuelve
hombre, porque periódicamente ocurren cambios en ti. El hombre bueno
se vuelve malo y el malo bueno; el santo tiene momentos de pecador y
el pecador, de santo... uno sólo tiene que esperar.
No
actúes cuando la furia está en su punto más álgido, si no te
arrepentirás y entrarás en una reacción en cadena y crearás
karma. Es así como entras en el karma. Haz algo cuando estés en un
momento negativo y formarás parte de una cadena interminable. Cuando
estás negativo y actúas, el otro se vuelve negativo, el otro está
dispuesto a hacer algo. La negatividad genera más negatividad. La
negatividad provoca más negatividad, la furia crea más furia, la
hostilidad crea más hostilidad y las cosas siguen y siguen y siguen.
La gente ha estado luchando entre sí, durante vidas enteras. ¡Y aún
continúan!
Espera.
Cuando estás furioso, éste es el momento de meditar; no
desperdicies ese momento. La ira está creando tanta energía en
ti... que puede destruirlo todo. Pero la energía es neutral; la
misma energía que puede destruir, puede ser creativa. Detente. La
misma energía que puede destrozarlo todo, puede ser una lluvia de
vida.
Sólo
espera. Si esperas y haces las cosas sin prisa, un día te
sorprenderás al ver el cambio interno. Estabas lleno de ira y la ira
iba aumentando y aumentando hasta que llegaste a un clímax... y
entonces el curso de las cosas empezó a cambiar. Y puedes ver que
está cambiando y la furia va desapareciendo y la energía
liberándose. Entonces estarás en un estado de ánimo positivo: el
ánimo creativo. Ahora puedes hacer algo. Hazlo ahora. Espera siempre
el momento positivo.
Y no
estoy hablando de represión, no estoy diciendo que suprimas lo
negativo. Lo que digo es que observes lo negativo. Recuerda la
diferencia, existe una tremenda diferencia. No digo que te estanques
en lo negativo, que te olvides de lo negativo, que hagas algo en
contra de ello, no. No estoy diciendo eso. No digo que sonrías
cuando estás furioso, no. Esa sonrisa será falsa, fea, fingida. No
sonrías cuando estés furioso. Enciérrate en tu cuarto, coloca un
espejo frente a ti y mira tu rostro lleno de rabia. No hay necesidad
de mostrárselo a nadie. Es cosa tuya, es tu energía, tu vida y
debes esperar el momento oportuno. Sigue mirándote al espejo, mira
tu cara enrojecida, los ojos rojos, al asesino en ti. ¿Has pensado
alguna vez que cada uno lleva un homicida en su interior? Tú también
llevas uno. No creas que el asesino está en otra parte, ni creas que
el que comete el asesinato es otro. No, todos tienen la posibilidad
de asesinar. Llevas el instinto suicida en ti.
Mírate
en el espejo; esos son tus diferentes estados, debes familiarizarte
con ellos. Conocerse a uno mismo forma parte del crecimiento.
Desde
Sócrates hasta nuestros días se ha oído: "Conócete a ti
mismo".
Pero
ésta es la manera de conocerse a uno mismo. "Conocerte a ti
mismo", no significa sentarse silenciosamente y repetir: "Soy
Brahma, soy una alma, soy Dios, soy esto..." no tiene sentido.
Conocerse a uno mismo quiere decir conocer todos los estados, todas
las posibilidades: el asesino, el pecador, el criminal, el santo, lo
sagrado dentro de ti, la virtud, el Dios, el Diablo. Conoce todos los
estados, toda su gama; conociéndolos descubrirás secretos, llaves.
Verás
que la ira no permanecerá para siempre, o ¿sí podrá? No lo has
intentado; ¡Inténtalo! No puede permanecer para siempre. Si no
haces nada, ¿qué sucederá? ¿Podría la ira quedar suspendida por
siempre y para siempre? Nada permanece para siempre. La felicidad
viene y se va, la infelicidad viene y se va. ¿Entiendes esta simple
ley? Todo cambia, nada permanece. Así que, ¿por qué tener prisa?
La rabia ha llegado. Se irá. Sólo espera, ten un poco de paciencia.
Mira en el espejo y espera. Déjala correr, deja que tu rostro se
vuelva feo y homicida, pero espera y observa.
No
reprimas la rabia y no actúes bajo su influencia y pronto verás que
tu rostro se suavizará, tus ojos se calmarán; la energía cambia,
lo masculino se convierte en femenino... y pronto estarás radiante.
La misma rojez que era rabia ahora ha adquirido un cierto resplandor,
una belleza en tu rostro, en tus ojos. Ahora puedes salir, el momento
de actuar ha llegado. Actúa cuando estés positivo. No fuerces a la
positividad, deja que llegue a su tiempo. Este es el secreto. Cuando
digo: "Aprende a transformar tus venenos en miel" , eso es
lo que quiero decir.
Y
tercero: comparte. Cuando tengas algo negativo, guárdalo para ti.
Cuando
tengas algo positivo, compártelo. La gente, comúnmente, comparte
sus negatividades, no comparte sus experiencias positivas. La
Humanidad es simplemente estúpida. Cuando están contentos no
comparten, son avaros. Cuando se sienten infelices, son muy pródigos.
Entonces están mucho más dispuestos a compartir. Cuando la gente
sonríe, sonríe muy moderadamente, sin llegar muy lejos, pero cuando
están furiosos, lo están totalmente. El tercer paso es compartir la
positividad. Esto hará que tu amor fluya como un río y hará que
surja de tu corazón. El dilema de tu corazón empezará a cambiar
cuando compartas.
He oído
un dicho muy extraño de Jorge Luis Borges. Escúchalo:
"Dale
aquello que es sagrado a los perros.
Arroja
las perlas a los puercos
porque
lo que importa es dar".
Has oído
lo contrario que dice así: "No arrojes nada a los perros y no
des perlas a los puercos, porque no entenderán".
Lo que
importa no es lo que estás dando: perlas, santidad y amor, ni a
quién se lo estás dando. Eso no es importante. Lo importante es que
estés dando. Da cuanto tengas. Gurdjieff solía decir: "Todo lo
que acumulé, lo perdí y todo lo que di, es mío. Todo aquello que
di aún lo tengo, y todo lo que acumulé se perdió, se fue."
Cierto; tienes sólo aquello que has compartido. El amor no es una
propiedad para ser guardada; es un resplandor, es una fragancia para
ser compartida. Cuanto más compartas, más tendrás; cuanto menos
compartas, menos tendrás.
Cuanto
más compartas, más surgirá de tu interior. Es infinito; más
brotará. Saca agua del pozo y más agua fresca fluirá hacia él.
Deja de sacar agua, cierra el pozo, sé un miserable y cesará de
manar. Poco a poco las fuentes morirán, se bloquearán y el agua que
está en el pozo se corromperá, se volverá rancia y sucia. El agua
que corre es fresca... el amor que fluye es fresco.
Así que
el tercer paso hacia el amor es compartir tus cosas positivas,
compartir tu vida, compartir todo lo que tengas. Todo lo bello que
tengas, no lo escondas.
Comparte
tu sabiduría, comparte tu oración, tu amor, tu felicidad, tu gozo;
comparte. Sí, si no encuentras a nadie, comparte con los perros,
pero comparte. Con las rocas, pero comparte. Cuando tengas perlas,
espárcelas. No te preocupes si las das a los puercos o a los santos.
Lo que importa es dar.
El
almacenamiento envenena el corazón. Toda acumulación es venenosa.
Si
compartes, tu sistema estará libre de venenos. Y cuando des, no te
preocupes por si serás correspondido o no, no esperes ni tan
siquiera las gracias. Siéntete agradecido a la persona que te
permitió compartir algo con ella. No esperes en el fondo de tu
corazón que él tenga que sentirse agradecido porque compartiste
algo con él. No, siéntete agradecido porque él estuvo dispuesto a
escucharte, a compartir un poco de energía contigo, porque estuvo
dispuesto a escuchar tu canción, dispuesto a ver tu danza, porque
cuando fuiste hacia él a darle no te rechazó... pudo haberlo hecho.
El
compartir es una de las virtudes más espirituales, una de las más
grandes.
Y la
cuarta: no seas "alguien".
Una vez
que comienzas a pensar que eres alguien, te estancas. Entonces el
amor no fluye. El amor sólo fluye de alguien que no es nadie. El
amor mora sólo en la nada.
Cuando
estás vacío, hay amor.
Cuando
estás lleno de ego, el amor desaparece.
El amor
y el ego no pueden converger.
El amor
puede existir con Dios y no con el ego, porque el amor y Dios son
sinónimos. Es imposible que el amor y el ego estén juntos. Así
que, sé la nada. El "no ser" es la fuente de todo, el "no
ser" no ser es la fuente del infinito... "no ser" es
Dios. Ser "la nada" significa nirvana.
Sé "la
nada" y al serlo, habrás alcanzado el Todo. Siendo "algo"
te perderás; al ser "la nada", llegarás a casa.
Vida,
amor, risa
Por
Osho.
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