El universo. Ni origen, ni creación: la infinitud material.

Con la puesta en marcha del acelerador de partículas- LHC- dentro de un túnel de 27 kilómetros en circunferencia en la frontera suizo-francesa, se pretende averiguar el "origen" del Universo. Pero el Universo no tiene origen.

El desarrollo del conocimiento y la ciencia es, como el Universo, un proceso; el proceso y desarrollo de la mente humana, como generalidad, no tiene límites; pero la mente, en lo particular e individual, es una forma del organismo humano que es limitada y, a la vez, diversa. No todos los cerebros humanos son iguales y por ello encontramos diversidad de manifestaciones de la inteligencia. La dificultad en encontrar las causas de los fenómenos universales se encuentra en que son muy pocos los cerebros que poseen la capacidad de entenderlas. Es, a la vez, un fenómeno natural originado en la propia evolución de los organismos vivos y, en este caso, del organismo humano. 

Sin embargo de lo anterior, y de que la ciencia viene obteniendo inmensos logros en todo el decurso de la Historia Humana, la ciencia misma no puede explicar fenómenos como el de la existencia del Universo y los científicos se empeñan en buscar su origen. Ante esto la filosofía materialista va más allá y responde por encima de la ciencia. Un ejemplo de ello ha sido el fenómeno de la luz. La filosofía idealista afirma que una cosa no puede ser y no ser, al mismo tiempo; la filosofía materialista dialéctica responde que eso no es cierto, no es real, que una cosa es y no es al mismo tiempo. Durante varias décadas los físicos estuvieron debatiendo si la luz estaba compuesta por ondas o por corpúsculos; luego de trabajar en el sentido de su verificación se llegó al comprobar que la luz es un movimiento ondulatorio y corpuscular de partículas en forma simultánea. Los físicos que debatían el carácter de la luz eran idealistas sin ser filósofos. En este caso la filosofía se adelantó a la ciencia. Desde los filósofos materialistas griegos como Demócrito y Epicuro se consideró, por los materialistas, que todo lo existente está compuesto de átomos y que estos eran indivisibles y diversos; aunque no se llegó a establecer lo que hoy conocemos por la falta de los instrumentos adecuados sí quedó claro, para los materialistas de esa época y para los pensadores materialistas de las más antiguas civilizaciones de Oriente como la China y la India, es que la materia es lo fundamental en la existencia de todo el Universo. La lucha entre las concepciones idealistas y las concepciones filosóficas materialistas empieza cuando el humano da inicio al pensamiento especulativo, es decir, al pensar filosófico. Y el pensar filosófico comienza cuando el humano ha podido superar el estado de necesidad vivencial, cuando sus necesidades fundamentales se han podido satisfacer dejándole un tiempo para pensar.

Los científicos que han puesto a funcionar el acelerador de partículas de Ginebra dan a entender que con el experimento van a encontrar el origen del Universo o la forma en que el Universo “nace”; tamaño intento es imposible de llevar a cabo porque el Universo no ha tenido origen; el Universo ha existido por sí, no ha sido creado, es infinito. Lo que sucede con algunos científicos, especialmente los físicos, es que no son filósofos materialistas pero están influenciados por las concepciones filosóficas del idealismo debido a que es el idealismo el que está presente en la mente humana en forma mayoritaria. Hay físicos materialistas filosóficamente y éstos no afirman que el Universo haya tenido un origen, pero estos físicos son una minoría que no tiene influencia en los procesos de la investigación como la que ha venido desarrollándose para la construcción del acelerador a que hacemos referencia. Por otra parte, por cuanto nuestro cerebro es un órgano limitado la tendencia del pensamiento consiste en aceptar que todo lo existente tiene una causa, un origen. Se necesita un cerebro de altísima resolución ( de más ocho mil conexiones por neurona) para poder comprender la infinitud, lo que no tiene límites. El humano del común no puede trascender la cotidianidad y ésta es algo concreto y limitado tanto en el tiempo como en el espacio; se necesita situarse por fuera de esa cotidianidad para poder comprender las dimensiones ilimitadas, lo infinito, lo que no ha sido creado porque existe en sí mismo. De esta incapacidad de la mayor parte de los cerebros humanos es que surge las creencias en dioses y espíritus a los cuales se les atribuye lo que el cerebro humano no puede comprender dada su limitación estructural. 

Si dentro de los más de seis mil millones de personas que habitamos este planeta solo existimos una minoría de minorías que somos filosóficamente materialistas es porque la calidad de los cerebros humanos no es la misma; así como hay sabios de la física, las matemáticas, la química, la biología y otras ciencias, vivimos en este planeta unos humanos que vamos más allá de la ciencia y conceptualizamos sobre la existencia tanto del Universo como de la Naturaleza y la Sociedad. Para poderlo hacer es claro que necesitamos conocer los avances más significativos de la ciencia y son éstos los que nos sirven de soporte para la conceptualización, para el pensar filosófica y materialistamente dialéctico. No es que los materialistas nos consideremos seres suprahumanos, es que somos el producto más desarrollado de la materia y, en el pensamiento, los que más avanzados nos encontramos. Con el experimento del acelerador de partículas –LHC- es indudable que se avanzará en la comprensión de la física cuántica y ello será beneficioso para la Humanidad; lo que no va a poderse determinar es que el Universo ha tenido un “origen”. El origen es un atributo de los fenómenos que se desarrollan dentro del Universo que es infinito e increado.
Autor: Ulises Casas Jerez

No hay comentarios: